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El intento de secuestro a Margarita López Portillo que desató un tiroteo en la colonia Condesa

 

El 11 de agosto de 1976, Carlos González Álvarez arrancó su taxi a las siete de la mañana. Anduvo recogiendo pasaje durante tres horas cerca de la zona centro del entonces Distrito Federal. La verdad no recuerda con exactitud dónde le hicieron la parada, pero sí el destino: a las diez de la mañana un pasajero le pidió que lo llevara a un local entre las calles de Veracruz y Cuernavaca en la colonia Condesa.

Para llegar tenía que atravesar la calle Atlixco, una hermosa avenida con casas art decó de colores. La atravesó y casi para salir a Veracruz, vio un carro color rojo mal estacionado que estorbaba su camino. Mientras iba avanzando también empezó a escuchar el sonido de algo parecido a la detonación de unos cohetes.

La hermana del expresidente fungió como directora de Radio Televisión y Cinematografía | Especial

La hermana del expresidente fungió como directora de Radio Televisión y Cinematografía | Especial

Su pasajero asustado le pidió que diera la vuelta. Parecía que se acercaban a una balacera: ese ruido no era pirotecnia. El señor Carlos se echó en reversa e intentó acelerar su taxi a toda velocidad para salir por la avenida Juan Escutia, pero mientras intentaba hacer la maniobra, un hombre muy joven y una mujer se le atravesaron y abrieron la puerta trasera.

“¡Pero ya llevo pasaje!”, intentó decirles pero se calló cuando vio que los jóvenes que se le montaron tenían sangre en el rostro. La amenaza no quedó ahí: el hombre sacó de un portafolios un arma de fuego y le exigió que acelerara.

Avanzó a toda velocidad unos 200 metros por la calle de Juan Escutia hasta llegar a la esquina con Tenancingo, donde fue interceptado por el policía capitalino Rito Lozano Pérez.

El maletín del ‘Chano’ Jiménez Sarmiento llevaba un artefacto explosivo | Archivero

El poli cuenta que esa mañana estaba de guardia en el negocio llamado Tirma, en la calle Juan Escutia, cuando vio cómo un vochito verde transitaba a exceso de velocidad, lleno de gente. Decidió sacar su pistola y disparar en contra de una de las llantas para ver si lograba detener su marcha y fue ahí cuando empezaron a dispararle desde el vochito. En medio de la balacera los jóvenes se bajaron y empezaron a correr hacia la Avenida Tamaulipas, pero alcanzó a escuchar que la chica iba gritando “¡ya nos dieron!”.

Ni el señor Carlos o el policía bancario imaginaban que los jóvenes eran parte de un grupo guerrillero que, unos minutos antes, había intentado secuestrar a Margarita López Portillo, nada más y nada menos que la hermana del presidente electo de México, José López Portillo, el que diría que “defendería el peso como perro”, que terminó colapsando los precios del petróleo y sumió al país en una crisis económica tras otra.

Esta es la historia del intento de secuestro que terminó con un policía del servicio secreto muerto y el asesinato de David Jiménez Sarmiento Chano, el último dirigente “histórico” de la Liga Comunista 23 de Septiembre, una agrupación que buscaba la liberación del proletariado y la destrucción de la burguesía.

Esta es una colaboración de ARCHIVERO para DOMINGA, que reconstruye el caso gracias a la desclasificación de expedientes olvidados entre cajones y viejas oficinas públicas. Casos como éste revelan que en México la verdad oficial está en obra negra.

Un Rambler último modelo salió de la calle Amatlán seguido de agentes secretos.

 

Durante la persecución se desató una balacera en la que uno de los guerrilleros y un agente secreto perdieron la vida | Archivero

Los jóvenes que pasean por estas calles con su café de autor y los gringos en sandalias que viven en las calles de la Condesa desconocen aquella mañana de agosto de 1976, en la que se vivió uno de los secuestró más mediáticos. El 4 de julio de ese año ocurrió uno de los sucesos más raros de la política mexicana: en la boleta para votar al próximo presidente de México solo aparecía un candidato: José López Portillo, exburócrata informante de la CIA.

Eran los tiempos del PRI y desde la Comisión Federal Electoral arreglaron todo para que los candidatos de la oposición, Valentín Campa, del Partido Comunista, y Mariana González del Boy, del Partido Femenino, fueran descalificados por no cumplir con supuestos requisitos. López Portillo declararía a la prensa sin vergüenza que “con que hubiera votado mi mamá, por su hijito Pepito, hubiera yo salido”.

Su victoria también representaría un triunfo para su hermana, la ensayista y narradora Margarita López Portillo, que por ese entonces tenía 62 años y empezaba a sonar para ocupar cargos importantes en el mundillo cultural. Según reportes del servicio secreto, la mañana del 11 de agosto Margarita había ido a visitar a su madre, Margarita Weber y Narváez, a la casona que tenían en la Condesa, en el número 61 de la calle Amatlán.

A eso de las 10:30 de la mañana salió de la casa de su madre y se subió a su carro Rambler Classic color azul, recién lanzado ese año y que circulaba sin placas. Ese día de agosto ella iba de copiloto y era el señor Guadalupe Ramírez, un empleado de la familia, quien lo manejaba. Arrancaron y atrás de ellos lo siguió una Ford Maverick tripulada por los agentes secretos Salvador Camarena, Rigoberto Reynoso y Salvador Vega.

Esa mañana el jovencito Víctor Manuel Lau, de 16 años, había ido a visitar a un amigo en la calle Juan Escutia. Había caminado desde su casa en Fernando Montes de Oca y llegó cerca de las 9 de la mañana. Pero su amigo no atendía la puerta, así que se fue a esperarlo a una tienda de abarrotes que estaba en la esquina. Pasadas las 10 de la mañana empezó a escuchar un alboroto en Atlixco, que alcanzaba a verse desde ahí.

Dice que un vehículo azul y otro rojo le cerraban el paso a un Rambler hermoso, azul oscuro, y a otro carro que los seguía. Víctor fue uno de los pocos testigos de cómo ocurrió el intento de secuestro de la hermana del presidente: del carro azul se bajaron tres chicos con ametralladoras y dispararon. Desde los carros de lujo repelieron la agresión.

El líder de la Liga Comunista 23 de Septiembre era hijo de un impresor

Mientras la camioneta de escoltas se agarraba a balazos, el chofer de Margarita López Portillos aceleró y se escapó del lugar. Una escena que no olvidó es cuando un joven desesperado corría detrás del Rambler con una metralleta en la mano, intentando inútilmente detener la marcha. Víctor se escondió tras el pilar en la tiendita desde donde vio cómo los jóvenes secuestradores sacaron a un compañero herido e intentaban recargarlo contra la pared de otro local. Después se sabría que era David Jiménez Sarmiento, el último dirigente histórico de la Liga Comunista 23 de Septiembre.

Casa en la que se refugió Margarita tras su intento de secuestro | Archivero

El Chano, de apenas 24 años, era hijo de un impreso llamado David Jiménez Fragoso, que un año antes había sido secuestrado por la Dirección Federal de Seguridad (DFS). Testimonios de otros detenidos revelan que aunque la DFS informó que había sido asesinado en un supuesto enfrentamiento, realmente estaba vivo y la muerte ficticia les dio licencia total para torturarlo hasta que se cansaron. Aún sigue desaparecido.

Víctor dice que aunque logró escapar, el chofer de Margarita terminaría estrellándose en la calle Juan de la Barrera, iba herido y ya no pudo más. Dice que unos segundos después uno de los jóvenes secuestradores se dio cuenta de que él y otras personas fueron testigos de todo. Así que apuntó su arma hacia ellos, pero no les disparó.

Los expedientes policiales de la Policía Secreta, la del Distrito Federal y la DFS cuentan que esa mañana murió el agente Salvador Vega Sánchez. También que El Chano Jiménez Sarmiento no murió al instante e incluso con su último aliento alcanzó a pedirle a las autoridades que le dieran su maletín, pero éstos se negaron. Según la versión oficial, después corroboraron que el portafolios tenía un artefacto explosivo que “aun en su estado agónico tenía intención de hacerlo detonar”.

Margarita López Portillo junto a María Félix y Mario Moreno Cantinflas durante una reunión de trabajo de la Industria Cinematográfica | Especial

Margarita López Portillo, los integrantes de su escolta y el chofer fueron trasladados a la Cruz Roja y posteriormente al Hospital Central Militar, donde el mismísimo presidente electo se apersonó para recogerla y evitar un escándalo en la prensa. Según los informes de la DFS en el secuestro participaron Francisco Pérez Ayon ‘La Papa’ y María de la Paz Quintanilla Flores, integrantes de la Liga Comunista quienes se dieron a la fuga.

El cadáver de David sería reconocido por su hermano Carlos, quien estaba recluido en la cárcel de Lecumberri por sus ligas con la guerrilla y, según su propio testimonio, los directivos del penal le arrojaron unas fotografías del cuerpo de un hombre muy joven que le costó reconocer. Las fotos son parte de los expedientes que revisamos y son tristísimas: la cara desfigurada de un hombre muy jovencito y un cuerpo partido en dos por la autopsia. Dos años después Carlos sería ejecutado, se cree por la DFS.

Margarita ni siquiera tuvo que ir a declarar y ese mismo año, 1976, fue nombrada directora general de Radio, Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación. Se convirtió en la dama y señora de la televisión y la farándula: Margarita decidía la clasificación, la transmisión, comercialización, distribución y exhibición de todo lo que pasaba por México. En sus fotos de la época aparece rodeada de actores como María Félix o Mario Moreno ‘Cantinflas’. Le gustaba enfundarse en abrigos de piel y siempre iba peinada con copetes altos y maquillajes cargados, muy a la femme fatale.

 

Paolo Sánchez Castañeda colaboró en la búsqueda de este archivo

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